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  • Guillermo Orduna

Nada


Comenzó un debate a dos, y uno, Pedro Sánchez parecía que iba a aprovechar su útlima oportunidad frente a la situación nada halagüeña que le vaticinan las encuestas. Salió con decisión, con contundencia, llevando la iniciativa incluso sobre un moderador más que moderado (Campo Vidal). Descolocó Sánchez a Rajoy, le acorraló en varios momentos, le dijo verdades como puños, y además añadía una propuesta a cada crítica. ¡la cosa iba muy bien !...pero llegó el momento temido en el que una frase, una palabra, puede echar por tierra un debate tan mediático como éste y el candidato socialista cayó en la trampa. No sé si en su guión estaba el calificativo de "persona no decente", o si fue fruto del calentón, viéndose a sí mismo triunfador, seguro y sobrado.

A partir de ahí el debate derivó en el lamentable "y tu más" que ya nadie soporta, el estúpido fenómeno que no es propio de una clase política que se precie en un país europeo que quiere ocupar posiciones de decisión y peso internacional. Pudimos ver a un Rajoy fuera de sus casillas llamando directamente a su contrincante "ruín, misereble y mezquino". El debate quedó anestesiado a ojos de los espectadores que desearan saber qué ofrece cada uno de los dos partidos de cara a los comicios del próximo domingo. Un espectáculo, no de vieja, sino de baja política que quiere medirse solo a base de golpes, de descalificaciones e insultos. Nada nuevo. Los contrincantes se han condenado a la nada política y no merecen el voto de los españoles, y Sánchez ha malogrado su gran oportunidad. Por cierto un debate con un marco pobre, un decorado frío, una realización antigua y hasta con fallos de foco en algunos momentos. Debate muerto en todos los sentidos, esperemos que presagio de su propia desaparición como concepto de contraste entre los dos protagonistas de un bipartidismo insoportable.

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