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  • Guillermo Orduna

El abrazo: ¿bueno para quién?


En vísperas de las elecciones del 20-D fueron muchas las voces y largo el clamor para que la izquierda toda, la nueva y la de siempre se presentaran conjuntamente. El casi millón de votos de IU y los 3 millones y medio de Podemos hubieran superado ampliamente al PSOE, situando a esta coalición anhelada como segunda fuerza. Pero como eso no pudo ser, Pablo Iglesias, se dio cuenta tarde de la suma que le hubiera colocado en una posición mucho más ventajosa para negociar poder. Entonces, después de haber insultado a la "vieja izquierda", y haberles calificado de "cenizos y amargados", se apropió de alguna manera de ese millón de sufragios de la formación de Alberto Garzón, y le llegó a "conceder" un ministerio en el hipotético acuerdo con los socialistas para su cacareado "gobierno a la valenciana".

Si antes del 20-D Iglesias se consideró en condiciones de afirmar que" no iban a ser tabla de salvación de nadie", ahora resulta ser él quien necesita el salvavidas de IU y Garzón , como político más valorado, para lograr el anhelado sorpasso, que ahora no es al PSOE, sino al PP, dice Iglesias.

Y para demostrar el sorprendente fenómeno de inducción política de los referendos, Podemos volverá a llamar a las bases para que ahora diga sí a lo que hace solo unos meses dijo no, siguiendo la infalibilidad de las cambiantes directrices de arriba.

Creo que Garzón, ahora, debe pensar con más detenimiento si se abraza a quien le despreció no hace mucho y se deja abducir por un partido que dice que es distinto y tiene diferentes estrategias y metas o aprovecha el impulso que ya ha iniciado IU en estos cuatro meses en los que se han descubierto muchas cosas, y especialmente lo habrán hecho los votantes de siempre del PCE e IU, que habrán encontrado -seguro- muchas razones para apartarse de la deriva basada en la prepotencia, y en un

ejercicio de la política más próximo al juego, a la estrategia calculada y al espectáculo que a la planificación y gestión de soluciones políticas de auténtica izquierda. Lo que antes de las elecciones de diciembre no era buena idea (nosotros no somos de izquierdas ni de derechas, decían en Podemos) ¿por qué ahora es lo conveniente? ¿Para quién?

Es necesario que exista en España una derecha moderna, y una izquierda consecuente y sólida, y si Podemos cae, una IU atada al partido morado, sucumbirá también para siempre.

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