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Guillermo Orduna

Una semana a la basura


El Rey ha llevado a cabo una segunda ronda de consultas inútil; por la sencilla razón de que no debió haberla iniciado sin que hubiera nuevos elementos que hicieran variar la situación de cara a la formación de posibles, o más bien imposibles, mayorías. Y no hay elementos nuevos porque nadie ha hecho nada para que existan acercamientos, entendimientos, líneas de gobierno, propuestas: Nada. Rajoy se ha limitado a una llamada telefónica al líder de Ciudadanos, Albert Rivera, Pedro Sánchez a lidiar el toro que tiene dentro de su casa socialista, Pablo Iglesias a repetirnos hasta el aburrimiento su propuesta de gobierno de coalición, con él de vicepresidente; y luego la orgía de vetos que se ponen unos a otros para cerrar vías de gobierno: Ciudadanos no apoyará un gobierno en el que esté Podemos; Podemos no apoyará un gobierno en el que esté Ciudadanos; El PP no apoyará ni se abstendrá para que gobierne el PSOE y -por supuesto- viceversa. Los nacionalistas-independentistas también ponen sus vetos por delante, aunque con menos claridad, salvo el PNV que es el único partido que dice que escuchará propuestas de unos y de otros para decidir. Para colmo iniciarán los contactos ¡cuando termine la segunda ronda de consultas del Rey! Pero si es al revés: hay que ir al Rey con los deberes hechos y una vez que haya algún acuerdo o esbozo de acuerdo al menos. No han entendido nada o juegan a posponer calculadamente para buscar salidas interesadas. El Rey ha hecho el encargo a Sánche que podría haber llevado a cabo hace una semana, nada más recibir conocer la decisión del declinado Rajoy.

Estamos ante una situación verdaderamente kafkiana con una clase política novata en la cultura de acuerdos y pactos y una Casa Real que ha asesorado muy mal al monarca que se lanzó a proponer al candidato con menos apoyos para gobernar, aunque sea el más votado y recibió un desplante de antología. Sánchez lo tiene muy difícil y Rajoy quizá espere a una segunda oportunidad después de que el socialista se estrelle. Es decir juego sucio, intereses de partido en unos y otros, por mucho que se llenen la boca con eso del "interés de España y los españoles". Pablo Iglesias en una nueva aparición a destiempo, insiste en marcar las lineas de los posible sin darse cuenta de ue ahora el director de orquesta es Pedro Sánchez, que en este periodo electoral ha actuado de forma lenta peroi a la postre impecable, equilibrada y ganando puntos de cara a una hipotética cita con lar urnas. va venciciendo cual David frente a Goliat todas las dificultades y va a resultar más perseverante que nadie en el arte de la política, y además con sonrisa, que siempre se agradece. Para llegar a acuerdos ahora, hay que dialogar, ceder, acordar y sobre todo no hacerse prisionero de tus propios vetos: "Nunca negociaré con el populismo" (Sánchez) ; nunca diremos sí a aun gobierno del PP o el Psoe (Rivera); No daremos apoyo a un gobierno con Ciudadanos" (Iglesias). El entendimiento no se construye con este tipo de premisas.

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