Alquien manejaba con destreza una cámara ante él. Pero sus movimientos, su sonrisa entrecortada, su cabizbaja postura y sus pausas interminables entretejían un lenguaje gestual que nadie ha sabido reproducir. Y se apoderaba de la cámara.
Podemos decir que Jesús Hermida ha sido un fenómeno televisivo único y dificil de explicar. Se va un buen pedazo de profesionalidad radio-televisiva.