La Confesión estratégica y mentirosa de Jordi Pujol, ese hombre ecuánime, gran político, hombre de estado, honorable y respetable donde los haya, no es más que un síntoma más de la degeneración del sistema político de impostores en el que se ha sustentado el Estado español durante los últimos 40 años.
Veamos: los que dirigían las cuentas de uno de los grandes partidos de este país, el PP, administraban para ellos mismos y robaban. Uno de ellos, Bárcenas, está en la cárcel. El ex presidente de la Diputación de Castellón, el inefable Carlos Fabra, el agraciado de la Lotería y el desgraciado que se llevaba los dineros de su provincia a la vez que inauguraba aeropuertos en la nada y para nada, ha sido también condenado a 4 años de cárcel. Nueve meses deberá estar en el trullo, el ex presidente de Baleares Jaume Matas, solo por un caso menor de tráfico de influencias. Veremos cuando se le juzgue a este otro "respetable" hombre político, ex ministro de Aznar, por los casos Palma Arena y todo lo relacionado con las sinvergonzonerías de Urdangarín. Y ahora, Pujol, el viejo, el pequeño en estatura que debía hablar castellano para los que le gritaban enano tras la victoria de PP en 1996, ya no podrá decir que todo lo hizo pensando en España y en la sostenibilidad de sus gobierno, porque parece que también hacía algo pensando en él y sus dineros, que dice que recibió de "una herencia". Con la sombra del famoso 3 % de CiU denunciado o amagado por Pasqual Maragall , parece que él, su partido y sus hijos iban aprendiendo con esmero como amasar dinero y disimularlo para las arcas públicas alejándolo escondido en los más variados paraísos fiscales. Mientras el "honorable presidente" denunciaba, "España nos roba", y algunos nos planteábamos si tenía razón, el que robaba era él, sosteniendo con la otra mano al Gobierno Central, fuera del "color" político que fuera, para que le dejara seguir aprovechándose de las grietas del sistema corrupto de pactos de poder.
Estamos sencillamente ante otra racha de graves síntomas de la estafa en la que hemos estado sumidos los ciudadanos durante decenios. Ya no vale ese "buenismo" de "la clase política es honesta"... "no se puede generalizar"... "Hay muchos políticos honrados". Empiezo a sospechar que no. No hay muchos. Es histriónico escuchar al Presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González , emitiendo juicios sobre la corrupción política en España. Pero si él también ha estado bajo sospecha. ¿Cómo se atreven?. Casi cualquier político que aparece en televisión, ha estado relacionado, ha sido investigado o tiene relación con algún caso de corrupción, y si no, hagan la prueba cuando vean el telediario. Esto no es más que un cúmulo de síntomas alarmantes que demuestran que la gangrena corrupta en España era mucho más grande de lo que pensamos o nos querían hacer creer, y que sobre ella se ha instaurado nada menos que un sistema pseudodemocrático para perpetuar el poder de los dos grandes al amparo de una Corona cada vez más bajo sospecha. Nos han estafado, y no solo dinero, sino mucho más.
Otro día hablaremos del PSOE y de Sánchez: más de lo mismo.