La Pirenáica fue una emisora-leyenda que durante todos los años de su vida estuvo rodeada de misterio. Ese sobre nombre quería indicar que se ecnontraba más allá de los Pirineos, sin especificar, aunque lo cierto es que empezó a emitir desde Moscú, la capital soviética al amparo del régimen comunista que apoyó desde el final de la guerra al Partido Comunista de España. Años más tarde, en 1955, la sede con sus estudios fue trasladada a Bucarest, la capital de Rumanía. El régimen dictatorial de Franco, intentaba por todos los medios acallar a este único canal de oposición , ya que ninguna radio española podía emitir noticias y la televisión existente a partir de 1956 era solamente la oficial. Mediante sistemas técnicos, desde España se interfería con ruidos insoportables en la misma frecuencia de emisión por la que transmitía REI, pero los dirigentes de la emisora clandestina inventaron lo que denominaban "ondas volantes", es decir cambiar de frecuencia en el espectro de la Onda Corta cada cierto tiempo. También la acústica que utilizaban con la que las voces de los locutores aparecían en un plano lejano contribuía a hacer algo más inteligibles los mensajes. Sus emisiones eran también un medio de comunicación entre grupos opositores y servía como vehículo de organización clandestino. Una de suis secciones se alimentaba de mensajes que salían de las cárceles españolas en pequeños papelitos enrollados (a modo de chuletas) que hacían llegar a la emisora mediante emisarios desconocidos. El último director de Radio España Independiente, fue Ramón Mendezona (conocido como Pedro Aldámiz) quien se despedía de la audiencia en esta emotiva emisión del 14 de julio de 1977. El otro audio corresponde a una emisión de 1959.