Los nacionalistas de CDC (Ahora Partido Demócrata Catalán, parece ser) al más puro estilo de la vieja política prestaron sus votos para que el PP controle la Mesa del Congreso. Y lo hicieron además con hipocresía y nocturnidad amparándose en el voto secreto para no perder el millón de euros que les corresponderá si el PP les regala un grupo parlamentario, que no les corresponde. Tres cuartos de los mismo, los del PNV que con ese pragamatismo monetario del que gozan los nacionalistas , prestaron también 4 o 5 votos para fortalecer al PP y a !Ciudadanos! a cambio de nuevas competencias económicas que enseguida afloraran y que les serán graciosamente concedidos por el gobierno.
Paradojas de la política: El PP negocia con nacionalista e independentistas sin que nadie se escandalice, mientras que el pobre Sánchez tuvo que ir a escondidas a ver a Oriol Junqueras a Barcelona y fue obligado a renunciar y maldecir a cualquier contacto con los soberanistas. Pero es que hasta el propio Albert Rivera, que lleva en las venas el anti-nacionalismo, se ha dejado beneficiar por los votos de los que "quieren romper España" como acostumbra a proclamar el centrista.
¿Donde está la nueva política? Esta es de la vieja, lo peor. Por no hablar de la nueva maniobra de Iglesias para poner de nuevo entre la espada y la pared a Pedro Sánchez con
la teoría de la reciprocidad en la elección del Presidente del Congreso. Eso no es un acuerdo de izquierdas. Eso es trilerismo, basado en cálculos malévolos, planificados con una sonrisa de usura política.
Decepcionante por donde se mire, aunque al menos parece que puede haber una salida para que haya un gobierno, con la abstención de los "rompeespañas" que ahora al PP ya no les preocupan. Al menos que haya un gobierno. Ya sinceramente empieza a darnos igual quien lo presida.