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Guillermo Orduna

La gente sí quería


Todos han cometido errores durante este largo tiempo de búsqueda de un gobierno en el que apenas ha habido verdadera negociación. Sánchez con su buena voluntad y por sus aspiraciones, ha hecho una propuesta pero ha errado en vetar a Rajoy de entrada sin hablar con él. Debería haberlo hecho después de dialogar, porque seguro que tendría razones para ello. De Rajoy no hace falta análisis. Simplemente no ha hecho nada, más que decir "el ganador soy yo". Rivera, ha dado demasiados bandazos y no ha aclarado su verdadera línea, eso sí con veto total a Podemos. Y Podemos a la viceversa, además de los errores de puesta en escena, los excesos de su líder, Pablo Iglesias y los órdagos infantiles acompañados de tics autoritarios que en nada favorecen a su organización.

"Suspenso en diálogo" escribía yo poco después del 20-D. Pues el cate se ratifica con creces. Los partidos, más bien sus líderes, no han sabido-querido negociar con afán de encontrarse. Negociar, ya lo hemos dicho reiteradamente, es ceder; algo tan simple como llegar a un punto medio, como compradores en un mercadillo de regateo: 1000, no, 500, dejémoslo en 750: de acuerdo. Así de sencillo. Es lo que hemos votado y cualquiera aceptaría y comprendería de buen grado que no se puede tener todo lo que se desea, para que la mayoría esté más o menos a gusto en un escenario de gobierno que atienda la mayor parte de las aspiraciones.

Estamos ante una auténtica catástrofe, no porque haya que ir de nuevo a las urnas, que si hay que ir, la mayor parte de este pueblo sensato, irá, sino porque los nuevos ya nos han desilusionado y nos han dado un buen retrato de lo que son: más de lo mismo. Es decir, primero yo y mi estrategia y luego lo demás: el pueblo, el paro, la crisis, el progreso y el gobierno.

Es cierto que tanta división de voto no se había producido nunca, pero también es verdad que los partidos no han dado la talla: primero arrancando las conversaciones intermitentes y caóticas, con vetos irrenunciables: Yo con este no, el otro no con el de más allá; Yo me pido de vicepresidente, tú no puedes contar con los votos de aquel, yo he ganado y gobierno, etc., etc. Así no se puede. Hay que sentarse y poner objetivos y programas por delante y luego ver cómo, con quien y hasta donde. Pero ellos, los dirigentes han hecho cálculo de cómo les iría si pactan con el naranja, con el azul o con el rojo, incluso si me conviene (a mí no a la gente) la abstención de aquellos. Y al final han hecho lo que creen que les favorece: ya veremos, porque el pueblo es sabio y tiene que votar de nuevo y luego los grandes estrategas darán explicaciones estrafalarias de por qué no han conseguido los votos a los que aspiraban.

Quizá el no haber acordado un gobierno moderado, pero siempre más aceptable, que la línea austericida del PP, nos va a llevar a una confirmación de Rajoy en el Gobierno con la ayuda de Ciudadanos, que hubiera aceptado probablemente un gobierno del PSOE con el apoyo externo de Podemos. Ellos no han querido: la gente sí quería un acuerdo. Los resultados de la nueva cita con las urnas, no serán muy distintos a los de diciembre, ni siquiera con la coalición Podemos-IU (sin el nombre de IU. por cierto) porque es el acuerdo que hubiera servido hace 4 meses, ahora con los retratos más definidos, quizá no.

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